Una sugestiva Eucaristía dió inicio a nuestra tercera jornada filipina. Las tres hermanas indianas que la animaron, marcaron en nuestras frentes, con el tilak y el kumkum, el tercer ojo, el que mira dentro y armoniza cada dimensión del ser. Y con flores, incienso y fuego acompañaron, en el arati, la Doxología.
Un óptimo inicio para acoger el programa de la jornada. Hoy tomaron la palabra las consejeras generales y la ecónoma, ofreciendo pautas de reflexión y provocación para examinar los ámbito de nuestra vida y abrir nuevos caminos. Se pasó de la espiritualidad a la pastoral vocacional y a la formación; de la vida comunitaria a la misión, a la coparticipación del carisma con los laicos y a la economía. A las relaciones siguieron momentos de profundización y de confrontación en asamblea.
Al término de la jornada, en la oración de la tarde, un canto indiano y una danza nos ayudaron a presentar al Señor todo lo vivido.
En nuestro gracias encerramos la gratitud por la presencia de las muchas hermanas que siguen llegándonos con mensajes de augurios, haciéndonos experimentar la fuerza de la comunión que nos une.